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UNION PERSONAL

Ponencia «El empleo y la informalidad laboral»

CONGRESO YMCA ASOC. CRISTIANA DE JOVENES

Muy buenos días, agradezco a la Asociación Cristiana de Jóvenes la oportunidad para que el sindicalismo haga un aporte desde su visión a esta problemática del empleo y la informalidad.

Quiero señalar un fenómeno que tal vez sea el ícono más relevante de la informalidad y la precarización en Argentina: La Salada. La Salada está a pocos kilómetros de aquí, es considerada como el shopping de los pobres, no solamente porque sus ventas alcanzan a gran parte del conurbano de la provincia de Buenos Aires, sino que abastece grandes sectores del interior del país. La Salada recibe por semana a unos 400 colectivos de larga distancia y más de 2000 vehículos particulares, que se reparten en la comercialización de las 5000 y 7000 bocas de venta que allí existen.

Alrededor de La Salada se estiman que existen unos 32.000 talleres clandestinos, es un complejo donde no solamente funcionan la venta de ropa y otros insumos, sino que hay todo un universo que gira alrededor: changadores, remises, puestos de comida, etc. Mucha gente que antes vivía allí se fue porque le es mucho más rentable alquilar su vivienda como depósito y mudarse a otro lado. Es decir, es una especie de gran sector informal de alguna manera institucionalizado. De hecho, policías, funcionarios, organismos que tienen que ver con todo esto lo conocen perfectamente. Y también allí trabaja una trama de intereses que se cruzan con aquellos compatriotas que necesitan un medio de subsistencia y a su vez ese fenómeno termina dándole una posibilidad de poder comprar a gente que no dispone de los ingresos de otros segmentos de la sociedad.

Los otros hechos que quiero señalar para explicar la informalidad y la precarización son en sí contradictorios, es lo que nosotros desde el sindicalismo llamamos “el relato”. El primero de ellos es la muerte de Mariano Ferreira, que tanto sacudió a la sociedad, muerte que terminó con la condena a dirigentes sindicales que participaban de este negociado sobre las espaldas de los trabajadores,… en realidad la razón más profunda es la precarización.

En el Parlamento Nacional hay por lo menos seis proyectos presentados para terminar con la precarización y la triangulación de las relaciones laborales. Duermen el sueño de los justos y hay que saber que en el Parlamento el Frente para la Victoria tiene amplia mayoría. Por lo que este “verdugueo” que sufren los jóvenes que se inician en su primer empleo, debería ser resuelto. Para el sindicalismo esto es vital, porque en esa triangulación de la precarización laboral no existe el sindicato, y el afectado tiene la idea de que el sindicato mantiene como una apatía directa hacia él.

El otro aspecto contradictorio al cual quiero referirme está relacionado con el hecho de que Argentina llevó una misión comercial a África, en la cual se incluyó a la persona más contradictoria de ese complejo de La Salada, que es el Sr. Castillo. Los argumentos para sostener esta experiencia explicaron que el fenómeno de La Salada era un acontecimiento de mucho éxito que merece que se lo exporte al resto del mundo.

Dos contradicciones que desnudan la informalidad y el empleo precario, y generan controversia entre otros aspectos. Además, la precarización y la informalidad están directamente vinculadas con la pobreza. Hemos trabajado con el observatorio social, porque tenemos un instituto de construcción de estadísticas propias en la CGT y calculamos que alrededor de la población económicamente activa hay 18.600.000 personas; pero solamente el 45% de esas personas tienen plenos derechos, es decir convenios colectivos, seguridad social, vacaciones pagas, aguinaldo, cobertura en la lucha por sus derechos. El resto es un universo que está repartido entre la precarización, la informalidad, el sub empleo o directamente no trabaja. Y esto da por tierra con las estadísticas o con los enfoques institucionales que se hacen. Lo digo porque muchas veces el Ministerio de Trabajo señala que el nivel de desocupación está por debajo del 10% y nosotros creemos que al destruir los aparatos de medición, nadie sabe cuál es el término de referencia para medir esta falta de empleo en la Argentina.

Esta pobreza es abordada por el Estado Nacional con una fuerte intervención a través de planes sociales y de diversas apoyaturas. Calculamos más de 50 programas de ayuda a millones de compatriotas, sin contar los que son de jurisdicción provincial o municipal, esta fuerte intervención del Estado está demostrando claramente que hay un problema en la economía, en el desarrollo de las medidas de reactivación de carácter económico que no llegan a los resultados deseados. Este núcleo duro de la informalidad y precarización se ha sostenido a lo largo del tiempo, hemos atravesado toda la década con un crecimiento económico muy importante sin que este problema haya disminuido como era de esperar.

Es cierto que ha habido una disminución en los índices de pobreza, justamente por la intervención del Estado, pero hay un fracaso desde el punto de vista económico, que termine de “incluir”, (aunque yo prefiero el término “justicia social”), a los millones de personas que aún están sufriendo de esta situación.

Cuando hablamos de estos temas, estamos hablando de que hay por lo menos cuatro organismos del Estado: ANSES, Ministerio de Trabajo, Ministerio de Educación y Ministerio de Desarrollo Social, que reparten toda esta ayuda sobre el universo del cual hablamos. Esto, que debería ser de carácter transitorio, lentamente se ha ido convirtiendo en un núcleo congelado sobre la realidad social que da lugar a una suerte de paternalismo por un lado, y por otro a una destrucción de la cultura del trabajo; sencillamente porque si pensamos que ya veníamos con problemas estructurales de empleo e informalidad y se ha mantenido en este ciclo, estamos asistiendo a un fenómeno que se va trasmitiendo de generación en generación. Esto quiere decir que hay personas que son distintas a nuestra generación, que veíamos todos los días a nuestros padres levantarse para ir a trabajar.

De hecho, cuando se puso en marcha la economía, hubo muchos inconvenientes, para que la gente que ingresaba al mundo del trabajo tuviera apego a los horarios de trabajo e inclusive al sostenimiento de la productividad a través de un determinado lapso. Estos son fenómenos que se pueden registrar en muchos lugares de las economías regionales.

Cuando se pusieron en marcha todos estos planes de ayuda social, se estimaba que para el 2010, 2011 estos programas tenían un porcentaje de incidencia de entre un 19 y 20% sobre los hogares. Hoy en el 2015, esa incidencia está cercana al 25%. Es decir que en la medida que la situación, vía inflación, se va agravando, la intervención y el volumen de recursos que se destinan a los planes sociales va aumentando. Estamos hablando de un monto de 64 mil millones de pesos que se destinan para que funcione todo este universo de ayuda social.

El problema que tenemos está en nuestra matriz productiva, que no ha sido modificada en los últimos años. Porque tenemos una economía de carácter extractivo y no ha habido una diversidad, no se ha llegado a un perfil industrial como nos quieren hacer creer. El perfil industrial está atado a dos o tres rubros que no terminan de traccionar, o de preparar una oferta para la cantidad de compañeros jóvenes que ingresan al mundo del trabajo. Entonces esa matriz productiva que no ha sido diversificada, genera muy pocos puestos de trabajo y además está sujeta a los vaivenes de los precios internacionales. Dramáticamente lo estamos viendo con la caída de los precios de la soja, porque es la historia del monocultivo; es quedar prisioneros de un rubro de la economía y esto no se ha modificado sustantivamente. Cuando se habla de que vamos a transitar la etapa del desarrollo, yo planteo con mucha firmeza y con ánimo de discutir, que no podemos enfrentar la próxima etapa con los mismos instrumentos utilizados para el crecimiento. Si queremos entrar en el desarrollo tenemos que hacer cosas distintas y esto implica reconocer un diagnóstico más preciso, porque nadie se va a curar si no conoce la enfermedad. Esto es fundamental que lo encaren no solamente los candidatos sino que lo incorpore la sociedad toda. El problema de la informalidad tiene una carga muy fuerte sobre el Estado, porque es el garante de que los ciudadanos tengan derechos y no sean sometidos por quienes tienen mayores cuotas de poder.

Después, por debajo del Estado están los distintos niveles institucionales, como los sindicatos. Somos parte del problema porque deberíamos actuar con mayor firmeza y otras estrategias. Cuando hablamos de La Salada, no me estoy refiriendo a algo que está allá en el norte del país, lejos de acá; está ahí nomás y nadie hace nada para alcanzar una solución al problema.

La democratización de la economía es un desafío a la institucionalidad y también un desafío a la sociedad, que tiene que denunciar si ve que alguien está siendo explotado, porque es la única manera de que este abordaje integral termine con la prisión en la que están encerrados millones de compatriotas en condiciones deplorables.

El Papa Pablo VI decía: “el camino de la Paz pasa por el Desarrollo”, pero no se refería únicamente al desarrollo económico, sino al desarrollo integral y esto es lo que nos interpela a todos como ciudadanos, fundamentalmente frente al recambio de gobierno.

Muchas gracias.

 

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